La princesa más bella

La princesa más bella

Alba y Noelia, las princesas más bellas.

En el reino de Noriak vivía Noelia, la princesa más bella jamás conocida. Todos los habitantes del reino estaban de acuerdo con ello y cuando la veían, todos quedaban prendados de ella.

Pero un buen día, un campesino le dijo que él había conocido a Alba, la princesa del reino de Marol, y aunque Noelia era muy bella, Alba era aún más bonita.

Esa noche, Noelia no pudo conciliar el sueño. Se sentía extraña, sabiendo que existía una princesa más guapa que ella. Noelia era fuerte, con unas facciones perfectas, y un cuerpo muy bien formado.

Poco a poco, fue escuchando a más personas hablar sobre Alba. Era la princesa más bella que jamás habían visto con sus ojos, decían. Tenía la cara mas dulce que nunca conocieron, y era la más delicada dama que jamás existió. Todo ello hacía que Noelia estuviera deseando conocer a aquella princesa, Alba.

Así que decidió que al día siguiente que al día siguiente se disfrazaría e iría a conocer a aquella princesa que todos creían más bella que ella.

Cuando amaneció salió de Palacio esquivando a un guardia; sabía muy bien dónde se colocaban, así que no le costó ningún trabajo hacerlo. Nada más salir se cambió, se puso la ropa andrajosa que el día anterior le había conseguido una de sus damas. ¡Ya no parecía una princesa! Por su aspecto, era una aldeana más, así pasaría desapercibida.

Preguntando cómo llegar a aquel reino, por fin consiguió averiguar que había que atravesar el bosque. Su dama también le había conseguido un caballo, así que se puso en marcha, dispuesta a conocer a aquella misteriosa princesa.

Cuando iba a mitad de camino, se cruzó con un caballero y su ayudante, que dijo que iba a conocer a la princesa Noelia para casarse con ella (nuestra protagonista tuvo que contener la risa). Le dijo que Alba también era muy guapa, pero que se había negado a casarse con él (y no entendía por qué, con lo guapo y buen galán que era). No la conocía, pero Alba ya comenzaba a caerle bien ¡Parecía una princesa con personalidad!

Cuando Noelia le dijo a aquel caballero que se dirigía al reino de Marol, (le dijo que a buscar a su familia), ya no se pudo desprender de él… le juró que la acompañaría para defenderla de todo peligro.

Así que prosiguieron todos camino de Marol, y se encontraron con una bonita muchacha, también con vestimenta zarrapastrosa. No hacía más que hablar de la princesa Alba, así que Noelia se atrevió a preguntarle si era más bella que ella.

          ¿Por qué preguntas eso? – le dijo la muchacha.

          Porque yo soy la princesa Noelia – le contestó – Y todas las personas de mi reino me cuentan que ella es más bonita que yo… así que voy a comprobarlo yo misma.

          Pues yo soy la princesa Alba – dio por contestación – Yo iba al reino de Noriak por lo mismo.

El príncipe y su ayudante se quedaron atónitos; no hacían más que mirar a una y a otra, con cara de bobos.

          Es cierto… ¡Es la princesa Alba! ¿Cómo no la había reconocido? – dijo el príncipe.

          La princesa Noelia es tan bella como dicen – esta vez era el ayudante quien hablaba.

          ¿Os casaréis con el príncipe más deseado de todos los tiempos, el más guapo, el más valiente… o sea, conmigo, princesa Noelia?…

Estaba de rodillas, se veía realmente ridículo. Noelia en lugar de responder, miró a la princesa Alba, y de ellas salió una sonrisa cómplice primero y una enorme carcajada después. No podían parar de reír.

Se dieron cuenta entonces de que todos tenían razón: cada una de ellas era la más guapa, porque cada una era bella a su manera; pero también comprendieron que no era importante ser tan guapa, ni mucho menos, casarse con un príncipe.

¡El príncipe más codiciado al fin y al cabo podía ser el más bobo, y decidieron que su príncipe azul debía demostrarles su humildad antes de casarse con ellas!

Encantadas de haberse conocido y de haber comprendido que la mayor belleza está en el interior, organizaron una gran fiesta que unió a los dos reinos… fiesta a la que no faltaron muchos príncipes, pero… ¡ellas ya habían decidido darse tiempo para que apareciera su príncipe azul! ¡Ninguna de ellas se iba a conformar con un príncipe tonto, por mucho dinero que tuviera!

A partir de entonces, nadie volvió a comparar a las dos princesas, ya que se dieron cuenta que las dos eran de una belleza incomparable, exterior e interior.

¡Y nuestras protagonistas, nuestras dos princesas, fueron las mejores amigas y confidentes; se contaban todos sus secretos y se pedían consejo mutuamente!

 

¡Con príncipe o sin príncipe, siempre se tendrían la una a la otra!

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